Una medalla de oro es la pieza más preciada en Río de Janeiro por estos días. Es el anhelo de todos los atletas que participan en los Juegos Olímpicos.
La presea dorada es un sinónimo de fuerza, determinación y el más alto nivel de habilidad. No existe mayor logro para un deportista que ganar el oro para su país.
Pero cuando nos enteramos que la medalla de oro está constituida solamente por 1.34% de oro, casi parece un insulto a los atletas que han trabajado durante toda su vida por obtener ese galardón. Aunque parezca irónico, las medallas de oro están conformadas en su mayor parte por plata, en un 92.5%. El resto de la presea está hecha por 6% de cobre.
Esto significa que una medalla de oro tiene tan solo un valor de $600 (€540). Si estuviesen hechas de oro puro, costarían $25.000 (€22.300) cada una. Mientras tanto, la medalla de plata (que contiene la misma cantidad de plata que la de oro, con el restante de cobre) tiene un valor de $260 (€230).
La medalla de bronce es, por mucho, la que menos dinero cuesta. El 97% está hecho de cobre, y el 3% sobrante de zinc y estaño. Al final una medalla de bronce cuesta la miserable cifra de tan solo $3 (€2.6).
entimental o histórico. Una medalla dorada que recibe un atleta poco conocido, podría alcanzar un valor de $10.000 (€8.950) en el mundo de las subastas. Por su parte, si la medalla cuenta con una historia especial o el ganador fue un atleta famoso, entonces su costo se eleva mucho más. Así ocurrió con las cuatro medallas de oro que ganó Jesse Owens en las Olimpíadas de Berlín de 1936, que fueron subastadas en el 2013 por la atractiva cantidad de $1.47 millones (€1.3 millones).
¿Por qué cuestan tan poco?
El poco valor de las medallas olímpicas tiene su explicación. Los juegos de Río tienen más de 28 deportes y hay 306 conjuntos de medallas. Si cada una de las medallas de oro realmente fuera hecha de oro, los organizadores de los Juegos Olímpicos tendrían que gastar aproximadamente $7.7 millones (€6.9 millones), solo en medallas. Es una cifra insostenible.
La última vez que las medallas olímpicas de oro estaban hechas realmente de oro, fue hace más de 100 años en los Juegos Olímpicos de Estocolmo de 1912. En ese momento solo se practicaban 14 deportes, y apenas participaban mujeres. Para entonces el valor promedio de este metal precioso era de $18.93 (€17) por onza, en comparación con el actual precio de $1.346,67 (€1.200).
Las medallas de oro siguen siendo símbolos increíbles, a pesar de su verdadera composición. Es una pena que las preseas no reflejen la verdadera grandeza de los atletas que triunfan.
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